La vida no es un mar de risas.

Vas perdida, ya no sientes los pies de tanto andar pero te da igual, crees que ya lo has pasado lo suficientemente mal como para que un simple dolor de pies te pueda molestar, crees que no te mereces esto, pero, ¿quien se lo merece? Cada vez te pesan más los pies, no puedas más, te paras y te sientas en una esquina, agachas la cabeza y empiezas a llorar, te desahogas y vuelves a pensar que no te mereces esto, que  nadie te ha hecho llorar así nunca, piensas en todas esas risas y esos lloros compartidos, que compartiste con ella, que no fue capaz de darte lo que tú le dabas a ella todos los días. Que se convirtió en tu mejor amiga. La echas de menos, pero te da igual. Ya le has dado suficientes oportunidades y sabes que te lo va a volver a hacer. Te levantas, te secas las lágrimas y miras al cielo, piensas lo bonito que está y sigues adelante.