En el mundo hay demasiados fisgones.

Hay gente que no tiene suficiente con su vida, si no que se tiene que meter en la vida de los demás para ser feliz. Y es que no es solo que se metan en tu vida sino que te la joden, disfrutan haciéndolo. Aprenden a meterse contigo y a utilizar tus propias armas. Pero llega un momento en el que no puedes más y gritas, basta. En este momento esas personas se ven solas y tu te encuentras rodeada de miles de amigos que te apoyan y te defienden de los que te quieren hacer daño. Muchos de ellos comparten ese mismo odio que tu por las personas fisgonas, las que se meten en tu vida hasta joderla, si. Ellos también quieren que paren y saben que si nos volvemos todos contra ellas al final acabaran dejando el vicio de hurgar en las vida de los demás.

Confundida.

Ando perdida, tengo demasiados pensamientos en la cabeza y solo se dirigen a dos personas, las dos distintas, pero a las dos las quiero, no se como sacarme esos pensamientos de la cabeza, ahora mismo no se ni a quien quiero. Este mundo cada vez se me hace más grande. Soy una de los millones de personas que existen en este mundo con el mismo problema. No saber a cual de las dos personas elegir. Con una ya he probado la otra, es un misterio que me tienta cada día más. Cada vez que los veo no puedo evitar sonrojarme y mirar hacia otro lado. Mis sentimientos de guían hacia dos personas diferentes.

Todo cambia cuando conoces a la persona correcta.

De repente todo cambia, es como si la tierra fuera al revés. Estás sentada en un banco y de repente se te acerca un chico. El chico del que siempre buscabas su mirada, del que intentabas atraer su atención, el que para ti era perfecto, ideal, tu media naranja, está sentado en el mismo banco que tu, a tu lado y hablándote a ti, de la que pasaba como si no existiera. Pero solamente se te queda una palabra de las que dice `te quiero` esa palabra que llevabas tantos años esperando que saliera de su boca , pero en ese momento te das cuenta de que has perdido demasiados años persiguiendo a la persona equivocada. Te das cuenta de que ya no es el príncipe de tu historia, sino de un amigo más.