La vida no es un mar de risas.

Vas perdida, ya no sientes los pies de tanto andar pero te da igual, crees que ya lo has pasado lo suficientemente mal como para que un simple dolor de pies te pueda molestar, crees que no te mereces esto, pero, ¿quien se lo merece? Cada vez te pesan más los pies, no puedas más, te paras y te sientas en una esquina, agachas la cabeza y empiezas a llorar, te desahogas y vuelves a pensar que no te mereces esto, que  nadie te ha hecho llorar así nunca, piensas en todas esas risas y esos lloros compartidos, que compartiste con ella, que no fue capaz de darte lo que tú le dabas a ella todos los días. Que se convirtió en tu mejor amiga. La echas de menos, pero te da igual. Ya le has dado suficientes oportunidades y sabes que te lo va a volver a hacer. Te levantas, te secas las lágrimas y miras al cielo, piensas lo bonito que está y sigues adelante.

No dejes que los errores te impidan seguir adelante.

No dejes que te pisoteen por muchos errores que cometas, no dejes que te peguen, que te empujen o te pinten cada parte del cuerpo. Porque todo el mundo cometemos errores, todos y cada uno de nosotros y si los cometemos es porque no somos perfectos. No podemos evitar equivocarnos está en nuestra naturaleza equivocarnos. Por cada paso que des puede que cometas cientos de errores pero, ¿y qué más da eso? Todo el mundo como cientos de errores por cada paso y no permite que le hagan eso. Por muchos errores que cometas no te mereces ni una milésima parte de todo eso. Puede que te sientas mal por todos esos errores y por todo lo que le han jodido a otras personas. Pero los errores están para cometerlos y aprender de ellos. Puede que te caigas cientas de veces con la misma piedra pero siempre tienes la opción de levantarte. Es ley de vida equivocarse, caerse y levantarse para seguir adelante.